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Historia del Coliseo Romano 


Por Fernanda Muñoz


El Coliseo Romano, también conocido como el 

Anfiteatro Flavio, es uno de los monumentos más 

icónicos y reconocibles del mundo antiguo. Su 

historia, arquitectura y los eventos que tuvieron 

lugar en su arena son una fascinante ventana al 

mundo de la antigua Roma. 

Construcción y Diseño 

La construcción del Coliseo comenzó en el año 70 

d.C. bajo el mandato del emperador Vespasiano y fue completada por su hijo Tito en el año 80 d.C. El nombre original, Anfiteatro Flavio, deriva de la dinastía Flavia a la que pertenecían estos emperadores. La obra fue financiada en gran parte con el botín de guerra obtenido tras la conquista de Jerusalén en el año 70 d.C. 

El Coliseo fue diseñado para ser el anfiteatro más grande y espléndido del mundo romano. Su capacidad era de entre 50,000 y 80,000 espectadores, quienes se acomodan en cuatro niveles de asientos de acuerdo con su estatus social. Los asientos más cercanos a la arena estaban reservados para el emperador, senadores y otras personas de alta posición, mientras que los niveles superiores eran ocupados por la plebe y 

los esclavos. 


El edificio mide aproximadamente 188 metros 

de largo, 156 metros de ancho y 57 metros de 

alto, con una base elíptica de 24,000 metros 

cuadrados. El diseño del Coliseo fue una 

maravilla de la ingeniería romana, con un 

complejo sistema de bóvedas y arcos que le 

proporcionaban tanto estabilidad como 

resistencia a terremotos. 

Función y Espectáculos 

El Coliseo fue construido para albergar una variedad de eventos públicos, principalmente los juegos de gladiadores, conocidos como munera. Estos espectáculos eran financiados por el emperador o por individuos ricos que buscaban ganar el favor del público y, a menudo, eran gratuitos para los espectadores.

Además de los combates de gladiadores, el Coliseo también era el escenario de cacerías de animales salvajes (venationes), ejecuciones públicas, representaciones teatrales mitológicas y recreaciones de batallas navales (naumaquias). Para estas últimas, la arena podría ser inundada gracias a un sistema de canales subterráneos. 

Los gladiadores eran generalmente esclavos, prisioneros de guerra o criminales, aunque algunos hombres libres se ofrecían voluntariamente en busca de gloria y riqueza. Los combates solían ser a muerte, aunque la decisión final sobre la vida del perdedor recae en el organizador del juego o en el propio emperador, quien, influenciado por el clamor del público, decidía su destino con un gesto de la mano. 

El Coliseo en la Historia 

El Coliseo fue testigo de eventos históricos significativos y jugó un papel importante en la vida política y social de Roma. Durante los 

primeros siglos de su existencia, el anfiteatro 

simbolizaba el poder y la grandeza del 

Imperio Romano. Sin embargo, también 

refleja la brutalidad y la desigualdad de una 

sociedad donde la vida humana podía ser 

sacrificada por entretenimiento. 

En el año 217 d.C., el Coliseo sufrió un 

incendio causado por un rayo que dañó 

gravemente su estructura de madera. La restauración duró varios años y fue completada bajo el mandato de Alejandro Severo en el año 240 d.C. Posteriormente, fue dañado por varios terremotos, particularmente en el 443 d.C. y en el siglo VI. 

Tras la caída del Imperio Romano y los albores de la Edad Media, el propósito para el que se utilizaba el Coliseo dio un giro drástico. Los espectáculos de gladiadores terminaron alrededor del siglo VI y se transformaron para otros usos: refugio, talleres e incluso fortaleza utilizada por familias nobles durante la época medieval.

Durante el siglo XIV, dos terremotos calamitosos provocaron la destrucción de una parte importante de su edificio. Muchas de las piedras extraídas del Coliseo fueron reutilizadas en otras construcciones dentro de Roma, como palacios e iglesias, lo cual era una costumbre típica durante una época en la que prevalecía la reutilización de materiales de estructuras más antiguas.


El Coliseo en la Era Moderna 

El renacimiento del interés por la antigua Roma durante el Renacimiento llevó a una mayor apreciación y conservación del Coliseo. En el siglo XVIII, el Papa Benedicto XIV consagró el sitio al declarar la arena un lugar sagrado en memoria de los mártires cristianos que se

creía habían sido ejecutados allí, aunque no hay evidencia histórica sólida que respalde esta afirmación. 

La construcción ha sufrido varias renovaciones durante los siglos XIX y XX para salvarla del colapso. Estos incluyeron apuntalar lo que aún quedaba en pie de las paredes y arcos, así como desenterrar los niveles subterráneos del Coliseo. La restauración reveló una intrincada red de pasadizos debajo de la arena donde gladiadores y bestias esperaban sus espectáculos mortales.

En 1980, el Coliseo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, junto con el centro histórico de Roma. Este reconocimiento subrayó la importancia del monumento no solo como una maravilla arquitectónica sino también como un símbolo cultural de la antigua civilización romana. 

Hoy en día, el Coliseo es una de las atracciones turísticas más visitadas de Roma, atrayendo a millones de visitantes cada año. Aunque gran parte de su estructura original se ha perdido, las ruinas que permanecen siguen siendo un testimonio impresionante de la ingeniería y la arquitectura romanas. 

Significado Cultural y Simbólico 

El Coliseo no solo es una maravilla arquitectónica sino también un símbolo poderoso del legado de Roma. Representa tanto la grandeza y el ingenio del Imperio Romano como la brutalidad de sus prácticas de entretenimiento. Las historias de gladiadores que lucharon y murieron en su arena han inspirado innumerables obras de arte, literatura y cine a lo largo de los siglos. 

La imagen del Coliseo ha sido utilizada en diversas formas para simbolizar la resistencia y la perseverancia. Durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, los líderes italianos utilizaban la imagen del Coliseo para inspirar orgullo nacional y resistencia frente a las adversidades. 

En la actualidad, el Coliseo es también un símbolo de la lucha contra la violencia y la injusticia. Cada Viernes Santo, el Papa lidera el Vía Crucis, una procesión que termina en el Coliseo, recordando a los mártires cristianos y promoviendo un mensaje de paz y reconciliación. 

La historia del Coliseo Romano es un reflejo de la historia misma de Roma. Desde su construcción como un monumento al poder y la magnitud del Imperio Romano hasta su declive y eventual conservación como un símbolo de la herencia cultural de la humanidad, el Coliseo ha sido testigo de eventos trascendentales y ha desempeñado un papel crucial en la vida social y política de Roma.


Hoy en día, sigue siendo un monumento impresionante que atrae a millones de visitantes, recordándonos tanto las glorias como las sombras del pasado. La preservación y el estudio continuo del Coliseo no solo nos ayudan a entender mejor la antigua civilización romana, sino que también nos invitan a reflexionar sobre los valores y las prácticas de nuestras propias sociedades.


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